martes, 16 de abril de 2013

Capitulo 2.


Una vez en su casa, Selene saludo a su hermano y su padre, aun sin saber quien era quien. Entro en su habitación. La observo. Abrió el armario, miro su ropa. Abrió el primer cajón que había en el armario. Vio un uniforme de escuela. Lo cerro. Abrió el siguiente. Camisetas. Lo cerro. Y abrió el ultimo, pantalones cortos y camisetas de verano. Hacia frió  Se sentó en un escritorio que había  Abrió el primer cajón, cogió una agenda de escuela. La abrió por el ultimo día que había escrito. El 29 de octubre. Viernes. Al final de ese día había escrito: 'mañana' y al lado un pequeño corazón. Dejo la agenda encima del escritorio. Abrió el ordenador. Lo encendió, pero no pudo acceder. Tenia clave. Lo cerro. Se asomo a la ventana. Una ventana en la muchas veces antes, había estado asomada esperando. Una ventana llena de muchos secretos. Secretos, de los cuales ella no se acuerda. Historias que tendrá que volver a vivir. Se aparto de la ventana y fue a el comedor.

A los pies de esa ventana. Sin que ella pudiera verlo, el la observaba. La veía, como muchas veces antes la había estado esperando ahí. A que ella bajara e irse a mil por hora. Irse muy lejos. Lejos. Muchas veces. El, que solo quería divertirse. Y demostrarle a ella que no se enamoraría. Pero finalmente, cayo. Poco a poco y sin darse cuenta, se enamoro. Termino locamente enamorado de esa, 'niñita loca' como el le decía. Se fue de ahí, como muchas otras veces. Pero esta vez no llevaba a nadie detrás. Iba solo. Llego a su casa. Su madre estaba sentada en su despacho. La saludo de dio un beso, y se fue a su habitación. Había pasado una semana, una semana que para el se había sido como una eternidad. Se tumbo en la cama. Cama en la cual, algunos días habían estado el y Selene tumbados viendo alguna película.
+Diego, Diego.
-Si, mama.
Se incorporo.
+¿Hoy no sales?
-No mama.
+Bueno, yo voy a hacer la compra.
La madre se dio media vuelta, pero se volvió a girar.
+¿Quieres que te...?
-¿Te puedo acompañar?
+Si, claro.
La madre se sorprendió. Nunca antes su hijo le había dicho si la podía acompañar a... nada.
En el coche, su madre y Diego.
+Diego, ¿como esta esa muchacha? ¿Selene?
-Si.
+Hace días que no la veo.
-Esta bien, hoy la he visto. Mama, cuando volvamos a casa. ¿Podemos hablar?
+Si claro.
Diego cerro los ojos. Se acordó de cuando fue a el hospital. El padre de Selene no la dejo casi pisar el hospital.
+No, muchacho.
-¿Que? Déjeme pasar. Quiero verla.
+No, ya se puede olvidar de mi hija. No quiero volver a verle cerca de mi hija. Por tu culpa, ella esta en esa cama. En coma. Sin saber cuando despertará, si es que despertara.
Diego salió del hospital. Ese día no pudo verla. Pero dos días después, sabiendo que su padre no iba a estar en el hospital.
Entro a la habitación 315. Estaba su madre. Se dio media vuelta.
+No, no te vayas. Pasa, si lo que quieres es verla.
Se giro, y cerro la puerta. Dio un par de pasos y se acercó a su madre. Su madre se levanto.
-Gracias, ¿como esta?
+No lo se. Solo sabemos que esta ahí, que duerme.
-Gracias por no tirarme, como hizo su marido.
+De nada. Yo no te culpo. Se que si mi hija, se subió a esa moto contigo en la carrera, fue por que ella quiso. No por que tu la obligaste.
-Nunca la obligue a nada que ella no quiso.
+Lo se. Ella me lo contó todo.
-No puedo estar aquí. Tu marido me prohibió que me acercara a su hija. Lo único que quiero ahora es que este bien. Me da igual si me tengo que ir lejos o quedarme.
A la madre de ella la llamaron.
+Mi marido va a venir.
-Le puedo pedir un favor.
+Si, claro.
-Si pasa algo avíseme. Por favor.
+Por supuesto.
Diego le dio un beso en la frente a Selene y volvió otra vez a la realidad.
+¿Que te pasa?
-Nada.
Aparcaron, la compra fue en silencio. No hablaron mucho, apenas alguna palabra de que comprar. Otra vez en su casa. Su madre guardo la compra, el se sentó en el sofá.
+¿Que te pasa?
-Nada.
+¿Vamos a cenar a algún lado, o aquí?
-Prefiero aquí, porque quiero que hablemos.
+Esta bien, ¿pedimos una pizza?
-Bien.

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